Han pasado tres años y tres semanas desde que se decretó el estado de alarma por lo del Coronavirus y empezó esa época tan extraña, el confinamiento. Uno de esos días de reclusión, escuchando grabaciones del programa Polvo de estrellas, Carlos Pumares recomendaba la película El congreso se divierte. Tomé nota y en julio la compré en DVD.
El congreso se divierte fue una producción fascinante, ya que se rodaron tres versiones de la misma simultáneamente, en alemán, francés e inglés. La que yo he visto es la que se rodó en alemán.
Resumiendo mucho la historia, el zar de Rusia se lía con una vendedora de guantes y utiliza un doble para que le sustituya en sus labores. Un argumento similar al de la película que Antonio Mercero realizó casi 60 años después: Espérame en el cielo, que vi en cine siendo niño. En la de Mercero el protagonista es un hombre que "reclutan" para ejercer de doble de Francisco Franco.
Pero no caí en la semejanza hasta determinado momento de El congreso se divierte en el que recordé que en la película de Mercero, el falso Franco le decía a su mujer (Chus Lampreave) que cuando viera que Franco se tocaba o rascaba la oreja, no sería el verdadero, sino él; era su saludo secreto.